En la iglesia, entre otras celebraciones, están los triduos (3 días antes), Novenas (9 días antes) y la octavas (8 días después), en que se celebra ostentosamente el santo en cuestión.
Antaño, la religiosidad y el sentir sevillano, hacían inviable la tranquilidad con la que hoy se puede contemplar el acto de los seises. Impensable cuando recuerdo la marabunta que se formaba a la que yo asistía con mi padre. Ahora el sentir general de la ciudadanía, va por otros derroteros mas próximos a la laicidad, permitiendo una celebración mas sosegada e intima, haciendo posible contemplar con mas detalle el acontecimiento que arrastra 6 siglos de Historia.
Acrílicos sobre lienzo de José Luis Balbín Ávila |
Ayer volvimos a la Catedral para presenciar el 7º día de Octava a la Inmaculada.
Llegando con tiempo para coger un buen sitio, nos posicionamos para intentar sacar alguna foto, cuando llevaba hechas, fuera del acto, cuatro disparos, entre la poca gente que en ese momento eramos, hábil y con destreza felina, me localizó una oronda responsable del orden para advertirme de la prohibición de hacer fotos( en un cartel ponía no flash pero ella me indicó que significaba cámaras). De esta forma me frustró mi intento de sacar un recuerdo del acto, claro, que al resto de las cámaras como van en los bolsillos y cuando ya eramos masa abultada de público y simulando ignorancia, masivamente las sacaron el resto de asistentes y pasaron de la prohibición en la ceremonia, claro yo advertido, me parecía poco elegante obviar la prohibición, por lo cual respeté la norma.
Terminado el acto y aprovechando una sesión fotográfica a la que se quedaron ellos solos en el altar mayor, hice furtivamente estas fotos para traerme algún recuerdo testimonial del día.
Sesión fotográfica |
De azul, por la Inmaculada con coro de voces blancas. Con acompañamiento del Órgano de la Catedral y Orquesta sacra.
Ahora ,¡¡¡ Voilà!!!, hoy siempre hay alguien que logra burlar los controles, pues de muestra un botón.
Reseña histórica:
Los seises, conocidos como antiguos niños cantorcillos o mozos de coro, interpretan sus bailes en tres momentos del año, durante el triduo de Carnaval (tres días que anteceden al Miércoles de Ceniza, con el que se inicia la Cuaresma), en la solemnidad del corpus Christi y su octavario, y en la fiesta y octava de la Inmaculada Concepción.
En el siglo XVI, el 1578, el cabildo hispalense decidió que la octava de la Inmaculada se celebrara de manera similar a la del Corpus Christi. “este dicho día, mandaron que los menestriles y cantores celebren el octavario de Nuestra Señora de la Concepción según y como se celebra el octavario del Corpus Christi”.
Según testimonios que se poseen en la Catedral, existía desde el año 1439 un grupo de niños cantores y mozo de coro que son el antecedente de los “Seises” de la Catedral. Este grupo de niños “Seises” sigue bailando en la catedral de Sevilla en la octava de Corpus y en la Inmaculada Concepción. En este día 8 por la mañana se oficia la Misa Pontifical en el Altar Mayor iniciándose por la tarde el octavario con el baile de los seises ante la Inmaculada Concepción.
“El vocablo “seise” es una modificación fonética mediante el ” seseo ” andaluz de la palabra del castellano antiguo seize, que significaba dieciséis. En un principio los ” seises ” fueron un grupo de dieciséis niños, aunque actualmente se han reducido su número a diez más dos suplentes. En los dos primeros siglos vestían de pastorcillos, con una pelliza mostrando la lana del cordero hacia fuera, calzados cortos, y unos borceguíes o botas de becerro. Ya en el siglo XVI o XVII se cambió la ropa por un trajecito de paje al estilo de la corte de los Austrias, con un juboncillo o coleto, que viene a ser como una chaquetilla sin mangas, muy ajustado al cuerpo. Por debajo de él asomaban las mangas de una prenda a manera de camisa, plisadas y abullonadas. El juboncillo es de color rojo para los día de octava del Corpus, y azul celeste para la octava de la Inmaculada Concepción. La prenda inferior es un calzón corto, de seda blanca, y de color blanco también las medias. El atuendo se completa con una banda que cruza el pecho, zapatos forrados en raso, y un sombrero con plumas”.
En todos los actos que participan realizan tres bailes: El primero, en honor al Santísimo Sacramento o para la Virgen. El segundo, en honor al prelado. El último para las autoridades y el pueblo.
Finalmente, cabe decir, que la Iglesia Católica debe a los seises de Sevilla el color celeste dedicado a las fiestas de la Virgen, ellos impusieron la moda de asociar el azul a la Virgen.
Añadir que no son los únicos, pues en ciudades, entre otras, como Toledo, Guadix o países como Puerto Rico, también cuentan con ellos, pero con menos solera y emanados a imitación de estos.
En todos los actos que participan realizan tres bailes: El primero, en honor al Santísimo Sacramento o para la Virgen. El segundo, en honor al prelado. El último para las autoridades y el pueblo.
Finalmente, cabe decir, que la Iglesia Católica debe a los seises de Sevilla el color celeste dedicado a las fiestas de la Virgen, ellos impusieron la moda de asociar el azul a la Virgen.
Añadir que no son los únicos, pues en ciudades, entre otras, como Toledo, Guadix o países como Puerto Rico, también cuentan con ellos, pero con menos solera y emanados a imitación de estos.
Año 1.928 |
Año 1.911 |
Acrílico sobre lienzo de José Luis Balbín Ávila |
Azulejo en Plaza de España de Sevilla Por cierto Hoy es el último día para verlos hasta cuaresma. |